Esta leyenda, típica de la ciudad de Guanajuato, cuenta que
un padre receloso habían separado a su hija Carmen de su enamorado. A tal punto
le disgustaba el vínculo amoroso, que le prometió casarla con otro hombre, más
rico y prestigioso, que vivía fuera de país. Antes de cumplir con ello, encerró
a la hija en una de las típicas casas de la ciudad, que se caracterizan por
encontrarse en alto y una muy cerca de la otra, divididas únicamente por un
pequeño callejón.
Para fortuna de los enamorados, la ventana de la habitación
de Carmen colindaba con la de una casa en venta, que fue rápidamente adquirida
por el enamorado, como única solución para su reencuentro. Así los
enamorados pudieron estar juntos nuevamente.
Pero, poco después, fueron descubiertos por el padre,
quien presa de la furia, clavó una navaja en el pecho de su hija. Su amado solo
pudo darle un beso de despedida. Desde entonces, este callejón ha sido
bautizado como el callejón de beso, y es tradición para las parejas que lo
atraviesan besarse ahí mismo.
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